diumenge, 11 d’octubre del 2009

El vampiro Toni

Érase una vez una vieja cueva, muy oscura, habitada por un vampiro. Era muy húmeda y estaba llena de telarañas.Llegar a ella era muy difícil porque estaba en lo alto de un monte.
El vampiro tenía la cabeza como tres pelotas y la piel pálida porque nunca salia de la cueva. La nariz era grande y puntiaguda, los ojos saltones. El cabello se aguantaba tieso como el de un punki. No tenía muchos conocidos.
Un día de mucho sol el vampiro Toni, se resbaló de la cueva. Se rompió los dientes afilados y perdió la memória. Cuando se levantó no supo dónde estaba, caminó sin rumbo encontrando un castillo encantado, y pensando que era su casa entró.
Escuchó un chillido y se dirigió hacia una escalera que parecía no tener fin, subió y encontró una mesa llena de comida. Se sentó, empezó a comer, de pronto apareció un zombi que dijo ser el rey del castillo. Acompañaban al zombi un esclavo y una mascota que era un perro-murciélago.
Discutieron, se pelearon y el zombi golpeó al vampiro. Toni, entonces recobró la memória. Pidió al zombi que le explicara lo ocurrido, el zombi se lo contó y entonces Toni le pidió disculpas. Los dos acordaron repartirse el reino. El zombi reinaría de día y el vampiro de noche.

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